Capitanes

Muchas veces tomar puestos de gran demanda de trabajo en los clubs de rugby, donde el trabajo es totalmente amateur, ad honorem y donde uno deja muchas cosas a un costado, el trabajo, la familia, los hijos, es algo difícil, que lo hace a uno pensarlo una y otra vez antes de aceptar y meterse de lleno en la función.

Aun así, ser capitán del club este año, es realmente un privilegio para mí, lo tomo como un honor, un orgullo, lo cual conlleva una gran responsabilidad y enorme compromiso, y aunque sé que el trabajo es mucho, confío mucho en la conformación de grupos de trabajo, que hacen que el club crezca sin mitigar los espíritus de las personas.

Soy un afortunado y siento un profundo agradecimiento por el trabajo de todos los que, uniendo sus sueños, compartiendo sus ideas, estrechando sus manos y disciplinando voluntades, han fundado y están fundando Delta día a día.

Delta es un club joven, con la proyección de futuro que nosotros estemos dispuestos a tener. Como dijo un amigo, «estamos en época de siembra», por eso trabajemos duro, que casi sin darnos cuenta, llegará el día en que los frutos con los que soñamos, se nos presentarán justo delante de nuestros ojos.

Esa es nuestra misión, este es el legado que tendremos que pasar a las próximas generaciones.

Delta es el sueño que cada uno de nosotros tenía en sus corazones mucho antes de su fundación.

Una responsabilidad y honor muy grandes poder ser el Capitán General del Club. El objetivo fue y sigue siendo trasladar a todos los chicos los valores fundacionales del Club para que perduren a lo largo del tiempo.

Tengo el orgullo y el honor de ser uno de esos fundadores y especialmente me siento orgulloso de estar trabajando desde el primer minuto allí donde el Club me necesitara, he sido entrenador, tesorero, capitán de rugby y presidente.

A diez años de aquella cruzada me detengo, miro sobre mi hombro y me embarga una emoción incomparable, todo el sacrificio que muchos hemos hecho está dando sus frutos, el árbol está creciendo con raíces sólidas. Ya no somos un puñado de personas, ya somos una familia muy numerosa que crece a pasos agigantados y que no tiene techo para lograr sus objetivos.

Como toda familia, vamos a atravesar buenas y malas, vamos a reír y también quizás lloremos, pero, sea como sea, el momento en el que estemos siempre nos encontrará unidos apoyando a nuestro querido Club.

Honremos al Yacaré disfrutando, pero también trabajando duro, para que el sueño que tuvimos hace 10 años cada día sea más real.

Con anterioridad a este gran desafío me había tocado entrenar equipos, tanto en divisiones juveniles como planteles superiores, pero en 2012 fue la primera vez que tuve la responsabilidad de ser capitán de rugby.

Hacía poco tiempo habíamos fundado el Club, con mucho esfuerzo y tal vez estábamos empezando a ser conscientes de lo que estábamos encarando.

Esta función me llenó de responsabilidad y me hizo ver las cosas desde otro lugar, analizando siempre la visión de los dirigentes, entrenadores y jugadores.

Como en cualquier rol dentro de nuestro Club, sabemos que el esfuerzo a nivel personal, la entrega que se requiere y los desafíos que se enfrentan al asumir una responsabilidad son enormes, pero la locura y el amor por este deporte hacen que no nos cuestionemos demasiado la cantidad de tiempo y energía que le dedicamos. Sobre todo, porque sabemos que al lado nuestro hay amigos que están tirando del carro con la misma o más locura que nosotros.

Sin lugar a dudas, haber podido colaborar con el club desde este rol, me dio la posibilidad de aprender a valorar y respetar desde otro punto de vista el trabajo de tanta gente que forma parte de esta gran familia de amigos OVALADOS.

Ser Capitán de Delta me dio la posibilidad y la alegría de hacer que los equipos pudieran jugar, solucionar las cosas que hicieran falta a los jugadores y entrenadores… porque al final, nuestro objetivo es QUE LOS EQUIPOS ESTEN EN LA CANCHA.